Kathy Hochul firmó una legislación llamada Ley Angélica, luego de que la joven, de 14 años, identificada como Angélica Nappi fuera arrollada fatalmente por un conductor sin licencia y con cinco suspensiones en 2008.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, firmó esta semana la Ley Angélica para tratar de proteger a los ciudadanos del estado de los conductores imprudentes y sin licencia.
La legislación proviene de Angélica Nappi, de 14 años, proveniente de Long Island, quien murió arrollada en 2008 por un conductor sin licencia y con cinco suspensiones anteriores, de acuerdo con un comunicado de la oficina de Hochul.
El estatuto fue firmado por la gobernadora en la sede de Garden City del Departamento de Vehículos Motorizados, en compañía de la familia de la víctima mortal.
Hochul indicó que la seguridad pública es su máxima prioridad, informó SI Live.
“Después de que Angelica Nappi perdiera trágicamente la vida hace más de una década, su familia ha canalizado su dolor con el propósito de impulsar esta legislación. Es un honor para mí apoyar a la familia de Angélica mientras firmamos esta ley y hacemos que nuestras carreteras sean más seguras para todos”, manifestó.
La gobernadora de Nueva York espera que la Ley Angélica mantenga fuera de las calles a las personas tras el volante con suspensiones previas al atribuir un cargo de delito grave a los conductores que operan automóviles sin una licencia válida.
El comisionado del Departamento de Vehículos Motorizados del Estado de Nueva York y Presidente del Comité de Seguridad Vial del Gobernador, Mark Schroeder, declaró que la misión del DMV y del comité es “evitar que tragedias como esta vuelvan a suceder”.
La legislación alertará a los conductores que ponen en peligro su vida y la de los demás.
“Aplaudo al gobernador, a la legislatura y a la madre de Angélica por abogar por esta importante legislación que hará que nuestras calles sean más seguras para todos“.
La madre de Nappi, Dawn Riendeau, explicó que la Ley Angélica es parte de su lucha por carreteras más seguras.
“Sé que Angélica está orgullosa”, dijo Riendeau.
Por Marlyn Montilla