Ángel Almeida fue arrestado en 2021 y acusado de ser un delincuente convicto en posesión de un arma de fuego, durante las investigaciones los detectives descubrieron que el hispano tenía publicaciones de abuso sexual infantil y que pertenecía a la Orden de los Nueve Ángeles, descrito como «un grupo satanista mundial».
La detención de un sujeto de Queens por cargos de posesión de armas hace dos años condujo a las autoridades federales al hallazgo de una secta satánica de extorsión pedófila que apunta a menores de edad por medio de Internet, de acuerdo con un informe.
Los detectives descubrieron al grupo, llamado 764, mientras investigaban las inquietantes publicaciones en redes sociales hechas por Ángel Almeida, de 23 años, quien fue capturado en noviembre de 2021 y acusado de ser un delincuente convicto en posesión de un arma de fuego, dicen los documentos judiciales.
En el mes de febrero, los fiscales federales de Brooklyn dieron a conocer que habían presentado una acusación sustitutiva contra el hispano, añadiendo cargos vinculados con explotación infantil y seducción de menores.
Antes de su arresto, el FBI siguió pistas anónimas que presuntamente lo relacionaban con cuentas de redes sociales que tenían publicaciones sobre abuso sexual infantil, incluso un perfil de Instagram con el nombre de usuario “@necropedocell”, que mostraba una foto de lo que parecía ser un niño atado y amordazado.
Una publicación en otra de las presuntas cuentas de Instagram de Almeida lo mostraban posando con municiones atadas al pecho, frente a una bandera negra con el logo de la Orden de los Nueve Ángeles (O9A), que los fiscales describieron como “un grupo satanista mundial… que abraza elementos del neonazismo y la supremacía blanca”.
Cuando los funcionarios registraron la casa de Almeida, hallaron cientos de archivos que contenían material de abuso sexual infantil en cuatro dispositivos distintos, así como libros vinculados con O9A y satanismo, dicen los documentos judiciales.
Además, descubrieron un “pacto de sangre”, un dibujo O9A de una figura encapuchado con los símbolos del grupo y manchada con lo que parecía ser sangre, informó New York Post.
El 12 de septiembre, el FBI emitió un aviso público sobre 764, un “grupo violento en línea” que “se dirige deliberadamente a víctimas menores en plataformas de mensajería disponibles públicamente para extorsionarlos para que graben o transmitan en vivo, actos de autolesión y produzcan material de abuso sexual infantil”.
Las fuentes expresaron al medio The Guardian que se cree que la secta es en realidad una ramificación de O9A y que las autoridades hallaron al grupo por medio de la investigación del caso de Almeida.
Se cree que los integrantes de 764 “utilizan amenazas, chantaje y manipulación” para lograr que los menores vulnerables, en particular los que sienten identificados con la comunidad LGBTIQ+, las minorías raciales y aquellos con problemas de salud mental, registren actos de autolesión, abuso animal, actos sexuales y suicidio, de acuerdo con el FBI.
El grupo se dirige a las víctimas por medio de plataformas como Roblox, Discord y Twitch, así como lista de reproducción de Soundcloud y la aplicación de Telegram, señalaron los detectives a The Guardian.
Posiblemente, hay miles de miembros de 764, y cientos de integrantes activos más que rastrean estas plataformas con frecuencia.
Aunque la advertencia del FBI a inicios de septiembre marcó la primera vez que las autoridades de Estados Unidos nombran públicamente al 764, el círculo ya ha aparecido en titulares en el exterior.
Además de posesión de pornografía infantil, el hispano está acusado de intentar atraer a dos niñas menores de edad a la actividad sexual, a una de las cuales atacó con el objetivo de producir y difundir material de abuso sexual infantil, de acuerdo con la acusación de febrero.
“Como se alega, Almeida planteó múltiples amenazas a nuestra comunidad, no solo como un delincuente en posesión de un arma de fuego, sino también al apuntar a niños como víctimas de abuso sexual”, indicó el subdirector a cargo del FBI, Michael Driscoll.
Por Marlyn Montilla