La inflación global se estabiliza mientras el crecimiento económico lucha por aliviar la pobreza
La inflación global, que hace dos años se encontraba por encima del 8%, muestra señales de moderación. Se proyecta que en 2025 y 2026 disminuya hasta un promedio del 2,7%, acercándose así a los objetivos de muchos bancos centrales en todo el mundo. Sin embargo, este panorama positivo en términos de inflación contrasta con el desempeño desigual de la economía global, que enfrenta retos significativos derivados de conflictos, políticas proteccionistas y el impacto de eventos recientes como la pandemia de COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania.
Un crecimiento económico constante, pero insuficiente
El Banco Mundial publicó recientemente su informe de Perspectivas Económicas Globales, que presenta una visión mixta del panorama económico mundial. Aunque se espera que la economía global crezca un 2,7% en 2025 y nuevamente en 2026, este ritmo resulta insuficiente para aliviar los niveles de pobreza extrema en los países más vulnerables. Este crecimiento proyectado coincide con los resultados estimados para 2023 y 2024, pero está por debajo del promedio del 3,1% registrado durante la década de 2010.
El informe destaca que los llamados “choques adversos” de los últimos años han dejado cicatrices profundas en la economía global. Entre ellos se incluyen la pandemia, que interrumpió cadenas de suministro y afectó la movilidad laboral, y la guerra en Ucrania, que exacerbó la incertidumbre económica global y elevó los precios de alimentos y energía.
Los países en desarrollo enfrentan grandes desafíos
Para las economías en desarrollo, el crecimiento se espera que alcance el 4,1% en 2025, disminuyendo ligeramente al 4% en 2026. Sin embargo, el Banco Mundial considera que este ritmo es insuficiente para generar un impacto significativo en la reducción de la pobreza. La desaceleración a largo plazo en estas economías es preocupante: el crecimiento promedio anual cayó del 5,9% en la década de 2000 al 3,5% en la de 2020.
Factores como la inversión insuficiente, el aumento de la deuda pública, los impactos del cambio climático y las políticas proteccionistas en el comercio internacional están obstaculizando aún más el crecimiento. Según Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, “los próximos 25 años serán una lucha más dura para las economías en desarrollo que los últimos 25”.
Entre los países de menores ingresos, con un ingreso per cápita inferior a 1.145 dólares anuales, el crecimiento se desaceleró al 3,6% en 2024, afectado principalmente por conflictos en regiones como Gaza y Sudán. Sin embargo, se espera que repunte al 5,7% en 2025 y al 5,9% en 2026, siempre que los conflictos disminuyan.
Diferencias regionales: Desempeño económico dispar
El informe resalta las diferencias significativas entre las principales economías del mundo. Estados Unidos, por ejemplo, ha superado las expectativas gracias a un sólido gasto del consumidor, mejoras en la productividad y una mayor afluencia de inmigrantes que han aliviado la escasez de mano de obra. Se espera que el crecimiento del PIB estadounidense sea del 2,3% en 2025, una cifra superior al 1,8% pronosticado anteriormente.
Por otro lado, Europa enfrenta un panorama más sombrío, con un crecimiento del 1% en 2025. La debilidad del gasto del consumidor y la inversión empresarial, junto con los elevados costos energéticos, están afectando significativamente la región.
China, la segunda economía más grande del mundo, enfrenta una desaceleración sostenida. Después de crecer un 4,9% en 2024, se proyecta que su crecimiento disminuya al 4,5% en 2025 y al 4% en 2026, debido principalmente a un mercado inmobiliario en declive y una disminución del gasto de los consumidores. En contraste, India emerge como una de las economías más dinámicas, con un crecimiento estimado del 6,7% en 2025 y 2026, impulsado por una recuperación en la producción agrícola y el gasto en áreas rurales.
El impacto de los conflictos y el cambio climático
El informe subraya que los conflictos armados son uno de los mayores obstáculos para el crecimiento económico en las regiones más pobres. “Tenemos guerras totales en Europa, Oriente Medio y África”, advirtió Indermit Gill. Estas crisis no solo destruyen infraestructuras, sino que también generan desplazamientos masivos y agravan las desigualdades económicas.
Además, el cambio climático se está convirtiendo en una carga cada vez más significativa para las economías de ingresos bajos y medios. Los desastres naturales, junto con el aumento de los costos para mitigar sus efectos, están desviando recursos que podrían haberse destinado al desarrollo económico.
Conclusión: Una recuperación desigual
El Banco Mundial hace un llamado a los gobiernos para que implementen políticas más inclusivas que fomenten la inversión, reduzcan la deuda y promuevan el comercio internacional. Aunque las previsiones económicas apuntan a una inflación más baja y un crecimiento moderado, el desafío sigue siendo garantizar que estos beneficios lleguen a las poblaciones más vulnerables del mundo.