El Departamento de Defensa de Estados Unidos se ha reunido con SpaceX para tomar el control de Starship en misiones estratégicas. No para contratar futuros lanzamientos del cohete, como ya ha hecho con los Falcon, sino para operar Starship como un activo de su propiedad cuando lo considere necesario.
Gary Henry, excomandante de la Fuerza Aérea que ahora trabaja como asesor de SpaceX en asuntos de Seguridad Nacional, confirmó que la compañía se encuentra en conversaciones con el Pentágono durante una sesión de preguntas y respuestas en la Conferencia de Movilidad Espacial de Orlando este martes.
«Tuvimos conversaciones y todo se redujo a misiones específicas, donde hay un riesgo a veces elevado o un uso potencialmente peligroso», dijo Henry. «El Departamento de Defensa se pregunta si necesita (el cohete Starship) como un activo particular y si SpaceX podría adaptarse a eso». Henry añadió que SpaceX estaba «explorando todas sus opciones» antes de responder.
Un activo militar propiedad del gobierno
El Pentágono ya había materializado su interés estratégico por Starship cuando contrató la misión Rocket Cargo, por la que SpaceX garantiza a la Fuerza Aérea la entrega de hasta 150 toneladas de carga de un punto a otro de la Tierra en cuestión de minutos (una de las posibilidades de la nave-cohete).
En esta nueva negociación, el Departamento de Defensa plantea un escenario donde podría usar Starship como si fuera un vehículo de transporte militar de su propiedad o, dependiendo de cómo acaben las negociaciones, como un «avión de cola gris» que el gobierno toma prestado y devuelve al terminar la misión.
El coronel Eric Felt de la Fuerza Aérea dejó abierta esa misma posibilidad: «Si podemos comprar el servicio comercial, lo haremos, pero puede haber algunos casos de uso en los que sea necesario que el vehículo sea propiedad del gobierno y esté operado por el gobierno, y esa transferencia puede ocurrir sobre la marcha».
La ventaja estratégica de Starship ante China
Starship es el cohete más grande y potente del mundo, y el primero que se ha diseñado como un sistema total y rápidamente reutilizable. El transbordador espacial podía aterrizar, pero se lanzaba a bordo de un cohete desechable. Tanto Starship como su propulsor Super Heavy están diseñados para aterrizar y volver a volar en un lapso de unas pocas horas.
Esto tiene un valor estratégico enorme para Estados Unidos: China ya está desarrollando sus propias Starship, pero sigue varios años por detrás de SpaceX en tecnología de lanzadores reutilizables.
El conflicto es que también es una tecnología estratégica para SpaceX. Starship es un paso necesario para el lanzamiento de una constelación de satélites Starlink de mayor tamaño y capacidad. También para los planes de la compañía de participar en misiones lunares y futuras misiones a Marte.
SpaceX planea fabricar mil Starships en los próximos veinte años. Ceder unas pocas al Pentágono no parece tan importante, pero es terreno desconocido para la compañía y podría redefinir la exploración espacial. O lo que es más importante: podría definir una futura guerra espacial.
Matías S. Zavia