Las sanciones de Estados Unidos para intentar frenar el desarrollo tecnológico de China no han dejado de crecer en los últimos años. Desde el veto de Huawei impulsado por la administración de Donald Trump hasta las restricciones comerciales de Joe Biden que alcanzan a gigantes estadounidenses como NVIDIA e Intel.
Sin embargo, los esfuerzos de Washington por contener ciertos avances técnicos dentro del territorio del gigante asiático han dado resultados dispares. Lo cierto es que muchos productos prohibidos continúan fluyendo presuntamente gracias al contrabando. Ahora, las maniobras de una compañía surcoreana han salido a la luz.
Un meticuloso plan para exportar tecnología prohibida a China
Los controles de exportación de Estados Unidos impiden que un amplio abanico de compañías pueda vender productos considerados estratégicos en China. Una compañía surcoreana cuyo nombre real no ha sido revelado ha utilizado sus canales de distribución para enviar 11,6 millones de dólares en productos, según Business Korea.
El periódico asiático señala que la Oficina de Aduanas de Seúl ha denunciado al CEO y a otros altos cargos de la firma en cuestión por violar la Ley de Comercio Exterior, la Ley de Aduanas y la Ley de Regulación de la Ocultación de Ganancias Delictivas con un plan meticulosamente diseñado para burlar los mecanismos de exportación.
Según explican, entre agosto de 2020 y agosto de 2023, la firma surcoreana hizo 144 envíos no declarados a China. Estos incluían principalmente chips de comunicaciones desarrollados en Estados Unidos. En total, señala la investigación de la aduana, se enviaron 96.000 semiconductores prohibidos por su posible utilización militar.
La mencionada tecnología llega a Corea del Sur a través de una serie de distribuidos designados y acompañados de un certificado de usuarios final y un compromiso de que no serán revendidos. En este sentido, esta empresa intermediaria hizo que las empresas surcoreanas del sector de las telecomunicaciones importarán más de lo que necesitaban.
Con este movimiento, perfectamente disimulado, la compañía acusada retiraba los chips excedentes de sus paquetes de envío originales y los presentaba de manera diferente de modo tal que pudieran ser considerados como “muestras” para su envío a China. De esta forma, eludía los controles de exportación y hacía llegar los componentes al gigante asiático sin mayores problemas.
No se ha revelado quién estaba detrás de este entramado del lado chino. No obstante, la Oficina de Aduanas ha señalado que la compañía surcoreana envuelta en esta polémica también hizo declaraciones aduaneras falsas, adulteró documentos y estuvo involucrada en prácticas de lavado de dinero. Un conjunto de elementos que, ciertamente, no pasan desapercibidos.
Javier Marquez