Ambas naciones señalaron que los ataques buscaban degradar la capacidad de los hutíes para seguir atacando buques en el Mar Rojo y evitar una escalada de tensiones.
EE.UU. y el Reino Unido señalaron que el último bombardeo conjunto contra ocho posiciones de rebeldes hutíes de Yemen tenía como objetivo degradar la capacidad del grupo extremista para seguir emprendiendo sus ataques, que suponen una amenaza para la seguridad internacional.
Una nota difundida por la Casa Blanca subrayó que quienes suministran a los hutíes las armas para llevar a cabo estos ataques violan la Resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho internacional.
El Comando Central del Ejército estadounidense (Centcom) señaló que los bombardeos destruyeron sistemas de misiles usados por los hutíes, y sistemas de defensa aérea y radares.
La operación fue dirigida contra ocho áreas en Yemen controladas por los hutíes, que supuestamente estaban siendo usadas como bases de operaciones contra embarcaciones en el Mar Rojo.
Otros 22 países, entre ellos Australia, Baréin, Canadá, Países Bajos y Nueva Zelanda, apoyaron la operación. También firmaron una nota difundida por la Casa Blanca, en la que se reafirmó el derecho a la autodefensa y condenaron los ataques de los hutíes.
Por su parte, los hutíes argumentan que sus ataques se producen en represalia por la ofensiva que Israel lanzó sobre la Franja de Gaza en respuesta al ataque del grupo terrorista Hamás el 7 de octubre de 2023.
Los hutíes expresaron su solidaridad con Palestina, y han acusado a Estados Unidos y el Reino Unido de apoyar a Israel y a Arabia Saudita.
Entretanto, Estados Unidos y el Reino Unido han reiterado su apoyo al proceso de paz liderado por la ONU y han instado a todas las partes a cesar las hostilidades y reanudar las negociaciones.
La operación del lunes buscaba al mismo tiempo evitar una escalada de la tensión en el conflicto de Yemen, que ha provocado que millones de personas queden al borde de la hambruna y el colapso sanitario.
Con información de EFE