La Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re en ausencia del Papa Francisco, fue una celebración de la vida y la esperanza. La ceremonia comenzó con la basílica en completa oscuridad, iluminándose paulatinamente con las velas de los fieles, representando la luz de la resurrección de Cristo. En su homilía, leída por Re, Francisco instó a los creyentes a ser «mensajeros de esperanza» en un mundo azotado por «vientos de muerte».
Francisco subrayó que la resurrección es un punto de inflexión en la historia humana, una promesa de que el mal y la muerte no tienen la última palabra. «Hay muchos destellos de esperanza que iluminan nuestro camino en la vida», afirmó, citando al sacerdote Henri Nouwen. El Papa también invitó a vivir el Año Jubilar como una oportunidad para despertar y alimentar la esperanza cristiana.
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