
Elon Musk, CEO de SpaceX y figura influyente en el entorno republicano, ha manifestado su preferencia por Marte, sugiriendo que la Luna podría ser omitida en sus proyectos espaciales. Un mes después del retorno de Donald Trump al poder, la incertidumbre rodea el futuro del programa Artemisa, que busca llevar a los estadounidenses de vuelta a la Luna.
Durante el primer mandato de Trump (2017-2021), ya se había insinuado que el programa Artemisa podría ser revisado o incluso abandonado para enfocarse en Marte, un objetivo compartido por Trump y Musk. En su discurso de investidura, el presidente mencionó la intención de enviar astronautas a Marte, sin hacer referencia al regreso a la Luna.
La NASA ha formalizado la salida de Jim Free, un ferviente defensor de Artemisa, lo que ha reavivado las especulaciones sobre una posible reestructuración del programa. Boeing, que desarrolla el cohete SLS para Artemisa, ha anunciado posibles despidos, alineándose con las revisiones del programa y las proyecciones de costos.
La analista Laura Forczyk considera que estos cambios indican una transformación en el liderazgo de la agencia. Keith Cowing, ex científico de la NASA, también ve estos anuncios como una aceptación de los hechos. Se esperan modificaciones significativas en el programa, aunque no necesariamente su cancelación.
Entre las posibles medidas se incluye el abandono del cohete SLS en favor de soluciones privadas, con SpaceX a la cabeza. Sin embargo, esto podría generar conflictos de intereses y problemas legales, especialmente si se considera la influencia de Musk como asesor presidencial.
Además, un enfoque exclusivo en Marte podría dejar el camino libre a China, que planea enviar una nave tripulada a la Luna en 2030. La misión Artemisa 3, prevista para mediados de 2027, podría verse afectada por estos cambios.