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El secretario de Transportes, Sean Duffy, criticó duramente el plan de peaje del estado de Nueva York, calificándolo como una «bofetada» para los estadounidenses de clase trabajadora y los propietarios de pequeñas empresas. La administración de Donald Trump anunció este miércoles el fin del peaje para los vehículos que entran a Manhattan, una medida destinada a reducir el tráfico y mejorar los transportes públicos.
En una carta dirigida a la gobernadora Kathy Hochul, Duffy expresó su descontento con el peaje, vigente desde el 5 de enero. Los vehículos que ingresan en Manhattan al sur de Central Park pagan un peaje diurno medio de 9 dólares, una cifra inferior a los 15 dólares previstos inicialmente.
Nueva York, conocida por su tráfico infernal, se convirtió en la primera gran ciudad de Estados Unidos en adoptar medidas para disminuir el tráfico y fomentar el transporte público, siguiendo el ejemplo de ciudades como Londres, Estocolmo y Singapur. La medida también buscaba recaudar 15,000 millones de dólares para modernizar el vetusto metro, utilizado diariamente por 4 millones de personas.
Duffy argumentó que los conductores no tienen otra opción gratuita para entrar a esta zona de Manhattan y que ya han financiado con sus impuestos la construcción y mejora de las carreteras de la ciudad. Además, señaló que el programa piloto parece estar motivado principalmente por la necesidad de aumentar los ingresos de la Autoridad Metropolitana de Tránsito (MTA).
El presidente de la MTA, Janno Lieber, calificó como «desconcertante» la decisión federal de dar marcha atrás a un proyecto que ya ha mostrado éxito en la reducción de la congestión. La MTA ha recurrido a la justicia para garantizar la continuidad del programa, alegando que beneficia a millones de usuarios del transporte público, peatones y conductores.
La gobernadora de Nueva York reaccionó afirmando que «somos una nación de leyes, no gobernada por un rey». Los primeros datos sugieren que los atascos disminuyeron durante las primeras semanas del programa, con una reducción del 9% en el tráfico en el centro sur de Manhattan.
En su plataforma Truth Social, Trump anunció: «El peaje está muerto. Manhattan y todo Nueva York han sido salvados. Larga vida al rey». La medida también enfrentó una fuerte oposición de los usuarios diarios de Manhattan y de las autoridades de ciudades vecinas, especialmente del estado de Nueva Jersey.
La Alianza de Trabajadores de Taxi de Nueva York y los usuarios de Uber también se opusieron al peaje, ya que sus clientes tuvieron que asumir un recargo por los trayectos afectados.
Justin Balik, ejecutivo de la ONG Evergreen Action, criticó la decisión de Trump, calificándola como «imprudente e ilegal» y destacando que el peaje es crucial para proteger la calidad del aire y del agua en Nueva York.