La investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos este lunes marca el inicio de una etapa cargada de simbolismo para el auge del nacionalismo extremista. Ocho años después de su primera toma de posesión, Trump regresa con una corte consolidada de aliados que comparten su visión populista y su desprecio por las estructuras tradicionales de poder.
El evento contará con una lista de invitados que refleja las afinidades ideológicas de la administración que comienza. Entre los asistentes destacan líderes internacionales como Santiago Abascal (Vox), Eric Zemmour (Francia), Viktor Orbán (Hungría), Giorgia Meloni (Italia), Javier Milei (Argentina), Nayib Bukele (El Salvador), Nigel Farage (Reino Unido) y Tino Chrupalla (Alemania). Este grupo, definido por su populismo antiestablishment y su rechazo al progreso social, forma una “internacional trumpista” que amenaza con redefinir las relaciones globales.
Además, la ceremonia reunirá a influyentes figuras del sector tecnológico, entre ellos Elon Musk (X), Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y Tim Cook (Apple). Esta concentración de poder político y financiero sugiere una sinergia entre la nueva administración y una élite empresarial que busca eliminar barreras regulatorias para maximizar su crecimiento.
El ascenso de Trump a la presidencia, acompañado de esta amalgama de figuras ultranacionalistas y tecnológicas, anticipa una agenda que podría desafiar los límites de la democracia y reforzar un modelo de gobernanza autoritario. El mensaje es claro: el populismo y el poder corporativo se consolidan como fuerzas dominantes en el tablero político global.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.