Nueva Ley en Nueva York Buscará Ampliar Internamientos Psiquiátricos Obligatorios para Mejorar la Seguridad en el Subway
El sistema de transporte público de la Ciudad de Nueva York, especialmente el Subway, ha sido escenario de varias tragedias recientes que han encendido las alarmas sobre la creciente problemática de salud mental en la ciudad. Entre los incidentes reportados figuran el empujón de un hombre a las vías del tren que resultó en una fractura de cráneo, tres apuñalamientos en apenas dos días y el ataque con fuego a una mujer en un vagón en Coney Island. Estos episodios no solo generan miedo en los viajeros, sino que evidencian una crisis de salud mental que afecta la vida cotidiana en la Gran Manzana.
En respuesta a esta situación, la gobernadora Kathy Hochul anunció una nueva legislación que formará parte del presupuesto ejecutivo 2026. La propuesta busca ampliar los criterios para internamientos psiquiátricos involuntarios, permitiendo a las autoridades intervenir de manera más proactiva con personas que presentan graves trastornos mentales y que puedan representar un riesgo para sí mismas o para otros.
Un paso hacia una solución integral
La nueva legislación pretende modificar las normas actuales, que solo permiten hospitalizaciones involuntarias si hay un riesgo inminente de daño. Según Hochul, el cambio es necesario para garantizar que más personas reciban la atención que necesitan antes de que las situaciones se tornen peligrosas.
Además, la gobernadora planteó reformas a la Ley de Kendra, facilitando el acceso a tratamientos ambulatorios asistidos y fomentando la inscripción voluntaria en programas de salud mental. “He estado impulsando estos cambios durante los últimos tres años. Ahora es el momento de actuar”, declaró Hochul durante el anuncio.
Críticas y desafíos
Aunque la medida ha sido bien recibida por algunos sectores, también ha enfrentado resistencia. La Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU) expresó su preocupación, argumentando que la ampliación de los internamientos obligatorios podría violar derechos civiles y no abordar las raíces del problema.
Donna Lieberman, directora ejecutiva de la NYCLU, señaló que el enfoque debe centrarse en mejorar el sistema existente y proporcionar recursos adecuados. “Encerrar a más personas no nos hace más seguros. Sin viviendas de apoyo ni servicios de salud mental accesibles, estamos perpetuando un ciclo de abandono”, indicó Lieberman.
El respaldo de la administración municipal
En contraste, el alcalde Eric Adams aplaudió la iniciativa de Hochul, destacando que los recientes actos de violencia en el Subway subrayan la necesidad urgente de abordar estos problemas. Adams subrayó que la ciudad ha restaurado todas las camas psiquiátricas cerradas durante la pandemia y duplicado el personal dedicado a atender a personas sin hogar con trastornos mentales.
“No hay dignidad en marchitarse en las calles sin ayuda. Debemos dejar de ser tan idealistas y actuar con pragmatismo para proteger a nuestros ciudadanos”, afirmó el alcalde.
Impacto en los viajeros
Para los usuarios del Subway, la medida representa una esperanza para recuperar la sensación de seguridad en el sistema de transporte. Yolanda Carrasquero, una trabajadora dominicana con dos décadas utilizando el Subway, compartió su experiencia: “He visto a personas claramente desquiciadas amenazar a los pasajeros. Muchos de ellos no tienen control sobre sus acciones y representan un peligro real”.
Carrasquero destacó la necesidad de intervención, asegurando que quienes se oponen a estas medidas probablemente no usan el transporte público a diario. “Quienes viajamos en los trenes sabemos que algo tiene que cambiar”, afirmó.
Un plan millonario para un transporte más seguro
La gobernación de Nueva York planea invertir $1,000 millones como parte de este plan, que incluye la restauración de casi 1,000 camas psiquiátricas y la implementación de nuevos tratamientos. Estas acciones buscan no solo reducir los incidentes violentos en el Subway, sino también ofrecer un enfoque más compasivo y eficaz para las personas con enfermedades mentales.
El debate sobre la línea entre la seguridad pública y los derechos individuales continúa, pero para los neoyorquinos que enfrentan estos desafíos diariamente, la esperanza radica en que estas medidas traigan soluciones reales y duraderas.