Ucrania interrumpe suministro de gas ruso a Europa, marcando un punto de inflexión histórico
El suministro de gas ruso a través de Ucrania hacia Europa llegó a su fin el miércoles, luego de la expiración de un acuerdo de tránsito que databa de la era soviética. Este cese ocurre tres años después del inicio de la invasión rusa a Ucrania y representa un hito significativo en las relaciones energéticas y geopolíticas entre Rusia, Ucrania y Europa.
El ministro de Energía de Ucrania, Herman Halushchenko, calificó el evento como “histórico”, subrayando que “Rusia está perdiendo mercados e incurrirá en pérdidas financieras”. En una publicación en Telegram, agregó que esta decisión está alineada con el plan europeo de eliminar progresivamente la dependencia del gas ruso.
Un acuerdo roto tras décadas de tensiones
A pesar de la invasión en 2022, el gas natural ruso continuó fluyendo por los gasoductos ucranianos debido a un acuerdo de tránsito firmado en 2019, que permitía a Ucrania cobrar tarifas a cambio del transporte del recurso. Sin embargo, con la finalización del acuerdo al cierre de 2024, Kiev decidió no renovarlo, citando “intereses de seguridad nacional”.
Durante la última cumbre en Bruselas, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy había prometido detener cualquier beneficio económico que Moscú pudiera obtener a expensas de Ucrania. Aunque se contempló la posibilidad de mantener los flujos de gas bajo condiciones estrictas, finalmente se descartó esa opción.
Impactos en Europa y Moldavia
Antes de la guerra, cerca del 40% del gas natural consumido en la Unión Europea provenía de Rusia. Sin embargo, los cortes graduales en los flujos a través de Bielorrusia y Polonia, y los ataques al gasoducto del Báltico, llevaron a una crisis energética en Europa. Países como Alemania invirtieron miles de millones de euros en terminales para importar gas natural licuado (GNL) desde Noruega y Estados Unidos, diversificando sus fuentes de suministro.
La decisión de Ucrania afecta directamente a Moldavia, que dependía de este tránsito para recibir gas ruso. Moldavia enfrenta ahora un estado de emergencia en su sector energético, mientras los residentes de la región separatista de Transnistria, que históricamente ha contado con el respaldo de Moscú, se preparan para un invierno severo sin acceso suficiente a calefacción.
Reacciones y consecuencias geopolíticas
La empresa rusa Gazprom, que también se beneficia de las tarifas de tránsito, afirmó que Ucrania le ha negado la capacidad técnica y legal para continuar con los envíos de gas. Mientras tanto, líderes europeos y ucranianos acusan a Moscú de utilizar el gas como arma política.
El ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radek Sikorski, describió la decisión ucraniana como una “victoria estratégica”, argumentando que pone fin a décadas de chantaje energético ruso en Europa del Este. No obstante, otros, como el primer ministro eslovaco Robert Fico, han expresado preocupaciones sobre el impacto en los países de la UE, advirtiendo que el corte de suministro también podría perjudicar a los consumidores europeos.
Alternativas y futuro energético
El cese del suministro no significa el fin del flujo de gas ruso a Europa en su totalidad. Moscú aún exporta gas a través del gasoducto TurkStream hacia Turquía, Hungría y Serbia. Sin embargo, la transición hacia una Europa independiente del gas ruso se acelera. Ucrania, por su parte, recibió recientemente su primer envío de GNL estadounidense a través de una red ampliada que conecta Grecia con Europa del Este, marcando un paso significativo hacia la autosuficiencia energética en la región.
Rusia intensifica ataques
Paralelamente, Rusia intensificó sus ataques sobre Ucrania durante la Nochevieja, utilizando drones para bombardear Kiev y la ciudad de Jersón. En Kiev, dos personas murieron y al menos seis resultaron heridas, mientras que en Jersón, los bombardeos causaron una muerte adicional y dos heridos. Estos ataques subrayan las crecientes tensiones en un conflicto que sigue afectando tanto a la seguridad energética como a la estabilidad política de la región.
Este cambio histórico en el suministro de gas marca un punto de inflexión en las relaciones energéticas entre Europa y Rusia, dejando claro que las consecuencias de la guerra trascienden lo militar, impactando también la economía global y las estrategias energéticas futuras.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com