El Papa Francisco aprovechó este sábado su primer discurso en Papúa Nueva Guinea para abordar la cuestión de la explotación de los recursos naturales en el país, enfatizando la necesidad de una distribución más equitativa de los ingresos generados por estas actividades. En su primer día oficial en Port Moresby, el Papa se reunió con el gobernador general, Bob Dadae, y ante las autoridades locales expresó su preocupación por la gestión de los recursos naturales, que a menudo están en manos de empresas extranjeras.
Francisco destacó que, aunque es necesario recurrir a grandes empresas internacionales para la explotación de estos recursos, es fundamental que se considere adecuadamente en la distribución de los ingresos y la utilización de la mano de obra local, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas. «Es justo que se tenga debidamente en cuenta en la distribución de los ingresos y la utilización de la mano de obra las necesidades de las poblaciones locales, de manera que se produzca una mejora efectiva de sus condiciones de vida», subrayó el Papa.
El Pontífice llegó a Papúa Nueva Guinea el viernes por la noche desde Indonesia. Papúa Nueva Guinea, rica en recursos naturales como oro, cobre, níquel, petróleo y gas, enfrenta una elevada desigualdad, siendo el país fuera de África subsahariana con el índice de desarrollo humano más bajo (156/187) según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas. A pesar de tener la tercera mayor biodiversidad del mundo, el país sufre de una deforestación masiva provocada por cultivos y actividades madereras.
Francisco también abordó la necesidad de una gran responsabilidad compartida entre gobernantes y ciudadanos para fomentar el desarrollo sostenible y equitativo. «Es necesaria una gran responsabilidad, de gobernantes y ciudadanos juntos, para favorecer todas las iniciativas oportunas para valorizar los recursos naturales y los recursos humanos, de tal modo que se pueda dar vida a un desarrollo sostenible y equitativo», afirmó.
En su discurso, el Papa hizo un llamado a la estabilidad de las instituciones como condición fundamental para lograr resultados duraderos y pidió el cese de las agresiones tribales, que obstaculizan el desarrollo y causan víctimas. Apeló al «sentido de responsabilidad de todos» para detener la violencia y avanzar hacia una cooperación fructífera en beneficio de todos los habitantes del país.
Además, Francisco instó a resolver la cuestión del estatus de la isla de Bougainville para evitar el resurgimiento de antiguas tensiones. La región autónoma de Bougainville firmó un acuerdo de paz en 2021 con el Gobierno, poniendo fin a un conflicto armado que causó la muerte de 20,000 personas. Aunque el acuerdo abrió el camino hacia la independencia, aún no se ha completado.
El Papa hizo un llamado a la clase política del país para que «sacrifiquen algo de sus propias posiciones en beneficio del bien de todos» y para «poner en marcha las fuerzas esenciales para mejorar la infraestructura, abordar las necesidades sanitarias y educativas de la población y aumentar las oportunidades de trabajo digno».
Por: Francisco Nuñez
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