“El futuro de la guerra será dictado y librado por drones”. Con estas palabras resumía Eric Schmidt su más reciente viaje a Ucrania en un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal a mediados del año pasado. El ex-CEO de Google resaltaba la creciente importancia de los vehículos aéreos no tripulados en los conflictos bélicos.
Lo que no se sabía en ese momento era que Schmidt acabaría impulsando una startup de drones militares llamada White Stork que todavía no ha sido lanzada públicamente. Como recoge Forbes, si bien su existencia se ha mantenido el totalmente en secreto, algunos detalles muy interesantes han salido a la luz gracias a documentos comerciales.
White Stork, una startup de drones kamikaze
White Stork operaba anteriormente como una LLC llamada Swift Beat Holdings, pero cambió su nombre en septiembre de año pasado. El objetivo de esta firma es desarrollar un dron de ataque “kamikaze” tecnológicamente avanzado capaz de ser producido en masa. Se trata de un proyecto que, además, aspira a alcanzar una serie de características notables.
Los drones “kamikaze”, recordemos, actúan como aeronaves no tripuladas merodeadoras. Pueden ser lanzados desde vehículos, barcos o estaciones fijas en tierra y vuelan por sus propios medios hasta el objetivo. Por lo general, son controlados remotamente por un operador y, cuando reciben la orden, se lanzan sobre el objetivo. Esa es su forma de infligir daño.
Este tipo de recurso bélico, de hecho, es muy utilizado en la actualidad. Ucrania utiliza los Switchblade suministrados por Estados Unidos y Rusia los Geran-2 iraníes. Los drones de White Stork deberían llevar las posibilidades actuales al siguiente nivel incorporando, por ejemplo, un sistema de inteligencia artificial que ayude a identificar los objetivos.
Como sabemos, existen diferentes tipos métodos para bloquear los sistemas de posicionamiento e incluso comprometer su funcionamiento de modo tal que el vehículo aéreo acabe desviándose o no cumpliendo con su misión. En este sentido, se espera que los drones sean capaces de operar incluso en escenarios donde se ha intervenido la señal GPS.
Otro punto importante sobre el que se está trabajando es en el coste de los drones. De nada serviría que incorporen las mencionadas innovaciones tecnológicas y que tengan un precio prohibitivo. Después de todo, se trata de “municiones merodeadoras” de un solo uso. Es decir, después del ataque no existe la posibilidad de recuperar su componentes.
Cabe señalar que esta este no es el primer proyecto de defensa en el que Schmidt se involucra. El empresario encabezó la junta de Innovación de Defensa entre 2016 y 2021, y asesoró al Congreso de Estados Unidos sobre el uso militar de los algoritmos entre 2018 y 2021, período de tiempo donde presidió la Comisión de Seguridad Nacional sobre inteligencia artificial.
Javier Marquez