Mientras más ‘mopeds’ se incautan, más aparecen en las calles. Se agudiza en este invierno la incursión imprudente y peligrosa de motorizados que no respetan las mínimas reglas.
El auge de los motociclistas que han “inundado” las calles y aceras de la Gran Manzana, con acciones que ponen en peligro la vida de los peatones, sigue en la lista de los problemas de calidad de vida que lejos de “enfriarse”, tiende a tomar un ritmo más preocupante en las calles. El caos generado por las llamadas ‘mopeds’, ciclomotores pequeños o motonetas, que fue el centro de varias denuncias en el verano, parece elevar su “temperatura” también en este invierno.
La “explosión” de la presencia de estas motonetas utilizadas mayormente por deliveristas de empresas tecnológicas de reparto de comida, está impulsada por el hecho de que significan la principal herramienta de trabajo de miles de inmigrantes, que encuentran en este oficio la única opción de sobrevivir.
En paralelo, siguen aumentando las quejas de residentes que consideran que siguen “brincando” las mínimas reglas de tránsito.
Las temperaturas heladas aumentan la demanda de servicios a domicilio de una clientela que prefiere recibir sus platillos en casa. Al mismo tiempo, crece la presencia de motorizados compitiendo ferozmente para aprovechar el aumento de las entregas.
En una mesa redonda con medios étnicos comunitarios, realizada esta semana, el jefe del Departamento de la Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD), Jeffrey Maddey abrió la conversación dejando claro que aunque los últimos doce meses están definidos por una disminución de los delitos graves, las irregularidades asociadas con la presencial ilegal de estas motos en las calles, está en la lista de las denuncias más comunes recibidas en las diferentes comisarías.
“Hemos decomisado más de 13,000 de estos vehículos desde el verano pasado. Pero llegamos a un punto en que necesitamos revisión de leyes y aplicación de otras normas para poder actuar más efectivamente contra su proliferación ilegal. Hay algunos segmentos en los cuales como autoridad policial, no podemos actuar”, comentó el uniformado de mayor rango en NYPD.
Al margen de la ley
Gran parte de los nuevos motociclistas, actúan al margen de las leyes vigentes desde el mismo momento en que conducen sin una licencia, cuando la moto no está registrada, cuando no cuentan con un seguro. Pero además de ello se siguen convirtiendo en un riesgo colectivo, cuando se toman las ciclovías, manejan a contramano o no respetan las luces.
Los reportes de irregularidades de motorizados en las aceras de la Gran Manzana es actualmente una de las razones de llamadas más comunes de quejas al 311 y de denuncias puntuales a las diferentes comisarías.
Hasta ahora, se han asomado propuestas legislativas que deberían ver luz en las próximas sesiones legislativas estatales y municipales. Una de ellas es atacar directamente al “corazón” de las tiendas que distribuyan las motos, para que solo puedan vender con registros y licencias. Otras ideas apuntan a que las estaciones de gasolina, exijan registros legales para poder suministrar combustible.
Hay ideas más radicales, como prohibir que las entregas de alimentos se hagan en vehículos motorizados y solo sean permitidas como tradicionalmente se han realizado por años: con bicicletas. En este caso, la responsabilidad recaería sobre las empresas tecnológicas.
Por ahora, en el panorama de NYPD, solo queda seguir persiguiendo a los conductores ilegales.
Portavoces de la Uniformada aseguran que los esfuerzos de seguridad no se han dirigido a un grupo específico, sino en contra de todos quienes circulen al margen de la ley.
“No tenemos como objetivo estratégico quitar motos exclusivamente a los inmigrantes que se ganan la vida como deliveristas. Nuestra acción de aplicación de la ley, se dirige a todo aquel que no respete las reglas. Es un enfoque de seguridad pública. Hemos visto también un aumento de crímenes de personas que utilizan este medio de transporte”, destacaron.
Aunque hay una certeza: Por cada motoneta decomisada, por no contar con la documentación legal, pareciera que surgen 10 más en las calles.
El otro elemento que impulsa la vertiginosa “carrera” de motos en las calles se deriva justamente de los problemas de incendios generados por los cargadores de las e-bikes. Cada vez hay menos lugares para que los repartidores almacenen y carguen de forma segura sus dispositivos eléctricos de dos ruedas. Por ello, muchos están recurriendo a vehículos a gasolina, que además son mucho más rápidos, para atender un mayor número de pedidos en un día.
Un residente de Hell’s Kitchen, en el centro de Manhattan, comentó a El Diario que en ese vecindario entre las calles 54, 55 y 56 y Octava Avenida, muy cerca de una comisaría policial, “los deliveristas son los dueños de calles, ciclovías y aceras”.
“Cuando me quejé con un efectivo policial, porque casi me atropellan, la respuesta es que no tenían forma de proceder en este caso, porque el vehículo no tenía ni siquiera una placa”, contó.
NYPD asegura que casi diariamente atienden llamadas de las comunidades que regularmente terminan en confiscaciones masivas. La semana pasada, en minutos incautaron 24 de estas unidades en una sola cuadra de East Harlem.
Detrás de un mercado negro
Detrás de la desesperación de inmigrantes recién llegados, por obtener algún ingreso, también ha aparecido un mercado negro de intermediarios que alquilan estos ciclomotores entre 400 y 500 dólares a la semana, incluidos en algunos casos, la afiliación a una cuenta en algunas aplicaciones de envío.
El venezolano Severino González comenta que “sin papeles”, pero con la experiencia de haber sido por años motorizado en Caracas, tiene que trabajar muchas horas y asumir muchos riesgos para sobrevivir.
“La policía ahora no está ‘comiendo cuentos’ (implacables). Siguen quitando las motos lo cual ha arruinado la vida de muchos. Pero debemos aclarar que muchos de los inmigrantes se pasan. No son profesionales y saltan las aceras. Aquí hay que trabajar muchas horas con las aplicaciones para poder hacer $100”, razonó.
Generalmente cuando los inmigrantes llegan a la ciudad existe una red que le garantiza la moto en alquiler, una cuenta en alguna de las aplicaciones, una “instrucción ” básica de cómo evitar problemas con la policía y en cuáles puntos de los cinco condados pueden optimizar sus ganancias.
Es la razón, por la cual de manera constante, los alrededores de los albergues de emergencia son grandes estacionamientos de estos vehículos de dos ruedas y son uno de los centros en donde NYPD ha hecho decomisos “por camiones”.
Como se ha observado en redes sociales, muchos “conductores” se resisten frontalmente a los oficiales policiales, en el momento de que su equipo será decomisado. Los policías tienen instrucciones de “nunca perseguirlos”, porque en esa acción pueden resultar transeúntes heridos.
El anteproyecto de ley que corre
El pasado mes de octubre el senador estatal de Manhattan, Brad Hoylman-Sigal, introdujo una legislación que asegura que los vehículos sean legales y rastreables antes de que salgan de las tiendas. La nueva legislación busca eliminar, de una sola vez, el uso de ciclomotores ilegales al exigir a los vendedores de los dispositivos que los registren en el Departamento de Motores y Vehículos (DMV), antes de que los compradores puedan sacarlos de la tienda.
Actualmente, todos los vehículos motorizados con números de identificación adecuados (incluidos ciclomotores, automóviles y camiones) deben registrarse antes de poder conducirse legalmente, pero los vendedores de los vehículos no están obligados a este paso.
La clave del problema actual de los ciclomotores, es que algunos son legales y otros no.
Los legales están equipados con un número de 17 caracteres, que permite a los propietarios de ciclomotores respetuosos de la ley, obtener una placa emitida por el DMV.
Un ciclomotor sin ese número, nunca puede ser legal porque no se puede registrar, por ello la gran mayoría de ciclomotores no son legales.
El deliverista Severino González asegura que a muchos repartidores “cuando llegan los engañan” y ni siquiera se dan cuenta de que están utilizando un dispositivo ilegal.
Actualmente ni las tiendas físicas o los minoristas en línea o quienes las rentan para trabajar, no les informan las reglas relativas al registro.
“Una persona recién llegada, que está desesperada por producir dinero, toma la primera opción de trabajo que es honesta, pero en muchas oportunidades, lo que hacen es ‘estrellarse’ (fracasar)”, concluyó el inmigrante.
Por Fernando Martínez