La inflación lo encarece todo. Falta dinero. Pero muchos alemanes tienen todavía reservas de dinero en efectivo, que solo aguardan el momento de ser utilizadas.
Los alemanes, conocidos por su amor al dinero en efectivo, inician el año con un par de miles de millones adicionales debajo de sus colchones. No se trata de euros, sino de los antiguos marcos.
Más de dos décadas después de haber sido reemplazados por el euro, millones de marco alemanes, en monedas y billetes, no han sido cambiados aún a la moneda actual.
Una porción probablemente corresponda a souvenirs, que en el curso de los años han llevado de regreso a sus países los turistas que visitaron Alemania cuando circulaba el marco. Es posible que otra cantidad haya sido guardada por coleccionistas y nostálgicos. O que haya sido simplemente olvidada en algún cajón.
Un monto multimillonario
En los negocios ya no se puede pagar con marcos, sino con euros, desde comienzos de 2002. De los 162.300 millones en circulación por aquel entonces, aproximadamente un 7,5 por ciento jamás se cambió por euros. A fines de noviembre de 2023, todavía quedaban más de 12.300 millones de marcos en manos de la gente, más de la mitad de ellos en monedas. Hoy en día, eso equivale a unos 6.260 millones de euros.
Incluso para la mayor economía de Europa, eso representa una cantidad estimable. Especialmente en tiempos en que el Gobierno necesita con urgencia dinero para financiar importantes proyectos de infraestructura, como la transición energética o la modernización de la red ferroviaria.
En Alemania, no hay apuro
Las autoridades monetarias, en todo caso, no están preocupadas por ese dinero en efectivo que permanece en paradero desconocido. Cualquiera que posea antiguas monedas o billetes de marcos puede cambiarlos todavía en una filial del Bundesbank, el banco central alemán. La equivalencia fue fijada en 1,95583 marcos por 1 euro y el servicio es gratuito.
El año pasado, más de 90.000 personas cambiaron, en total, una cantidad superior a 53 millones de marcos, recibiendo cerca de 27 millones de euros. El Bundesbank asegura, en su sitio web, que no hay planes de suspender dicho servicio. En este aspecto, Alemania está en minoría, ya que solo otros cinco países de la eurozona no han fijado un plazo límite para cambiar sus antiguas monedas: Austria, Irlanda, Estonia, Letonia y Lituania.
Otros Estados pusieron un tope temporal, tras la adopción del euro. En Francia, por ejemplo, todos los francos tuvieron que cambiarse hasta el 31 de marzo de 2008. Los alemanes, en cambio, no tienen necesidad de apurarse. El Bundesbank espera que en los próximos años la gente siga acudiendo a cambiar sus marcos. Muchas veces alguien encuentra esos billetes o monedas en casas o departamentos que hereda.
El apego al efectivo
Aunque los pagos con tarjeta o monederos digitales van en aumento, el dinero en efectivo seguía siendo en 2021 el medio de pago más utilizado en la vida cotidiana por los alemanes, según un estudio del instituto demoscópico Forsa. De acuerdo con ese sondeo, el 58 por ciento de las compras de bienes y servicios fueron pagados en efectivo. En cuanto a volumen, en cambio, eso supone solo un 30 por ciento de los pagos, ya que las compras de mayor envergadura o las realizadas por internet generalmente no se cancelan en efectivo.
En promedio, cada encuestado suele llevar aproximadamente 100 euros en su billetera y, para un tercio de los habitantes de Alemania, los billetes y monedas contantes y sonantes siguen siendo el medio de pago predilecto.
(ers/rml)