Estudio del BID advierte que el camino a la descarbonización en el país «es complejo y no exento de incertidumbres».
La República Dominicana se ha vinculado con iniciativas promovidas en la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebra hasta mañana en Dubái, para descarbonizar el sector eléctrico y mirar más hacia un sistema basado en energías renovables.
Este cometido dejaría beneficios al país por alrededor de 2,700 millones de dólares al 2050, según se calcula en un reciente estudio.
Pero esa transición «no será fácil a menos que se asocie con el desarrollo económico y social del país», se indica en el reciente análisis realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Climate Lead Group.
No obstante, «los resultados sugieren que la República Dominicana podría descarbonizar su matriz eléctrica de forma rentable», se asegura en el estudio «Evaluación económica de la descarbonización del sector eléctrico en la República Dominicana», publicado recientemente.
La descarbonización del sector energético es un proceso clave para limitar el calentamiento global.
El estudio destaca que, de las emisiones del sector energía para el 2019, cerca de 11.1 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) provinieron de la generación de electricidad en el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI), representando 43 % de las emisiones del sector energía y 28 % de las del país.
En el citado análisis se señala que «el escenario renovable, que reemplaza la generación a carbón por energías renovables como solar y eólica, mostró los mayores beneficios económicos netos promedio» de 2,700 millones de dólares a 2050, una reducción del costo medio de generación del 8 %, 140 millones de toneladas de CO2e evitadas y 160,000 empleos directos adicionales creados.
Se estima que lograr esto requeriría inversiones adicionales promedio en energías renovables de 3,300 millones de dólares.
Si es un escenario de transición a gas natural, los beneficios serían en promedio menores al renovable: 2,300 millones de dólares. Las inversiones adicionales promedio calculadas se estiman en 1,900 millones de dólares y el ahorro en combustible en 3,300 millones de dólares.
La generación a carbón ha subido
El país propuso en su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés) de 2020 reducir sus emisiones en 27 % al 2030 con respecto a un escenario tendencial. El 7 % de esa reducción es incondicional y el 20 % es condicionada a financiamiento externo.
En la COP28 Estados Unidos anunció el lanzamiento del programa Acelerador de la Transición Energética (ETA, por sus siglas en inglés), una plataforma de financiamiento en la que se informó que participará la República Dominicana junto con Chile, Nigeria y Filipinas.
Preliminarmente, el ETA podría movilizar entre 72,000 y 207,000 millones de dólares en financiación de transición para 2035.
República Dominicana también es de los siete países que –según se informó en la COP28– se unieron a la Powering Past Coal Alliance (PPCA), una coalición de gobiernos nacionales y subnacionales, empresas y organizaciones que trabajan para avanzar en la transición energética.
Así, República Dominicana, Estados Unidos, la República Checa, Chipre, Islandia, Kosovo y Noruega se comprometieron a abandonar gradualmente la generación eléctrica con carbón para mantener al alcance el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5° C.
A pesar de las intenciones dominicanas, la generación de las centrales a carbón ha crecido en el país. En el estudio del BID y Climate Lead Group se destaca que, en 2022, dicha generación a carbón se triplicó con respecto a la de 2018 debido a la entrada en operación parcial en el 2019 y total en el 2020 de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, que tiene una potencia nominal de 782 MW.
«Este crecimiento ha sido parte de las soluciones que el sector ha encontrado para suplir su demanda a bajo costo. En 2022, las tres centrales a carbón, que suman 1,094 MW de capacidad instalada, aportaron el 31 % de la generación eléctrica total», se precisa en el estudio.
A pesar de este crecimiento, Manuel Cabral, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica, indica a Diario Libre que la República Dominicana «posee una de las matrices de generación eléctrica más diversificadas en comparación con otras de Centroamérica y el Caribe».
Señala que en el primer semestre del 2023, la energía fue generada en el SENI por las fuentes primarias: gas natural (41 %), carbón (31 %), derivados de petróleo (12 %), agua (5 %), biomasa (1 %), viento (5 %) y sol (5 %).
Cuatro barreras para descarbonizar
En el estudio del BID se observa que existen inquietudes sobre la transición desde las fuentes de energía fósiles. Destaca que aunque los pronósticos indican que el precio de carbón se estabilizará en el largo plazo ante la poca demanda, las dinámicas comerciales específicas del carbón importado en República Dominicana son inciertas.
En el estudio del BID se citan cuatro barreras para lograr la descarbonización:
La primera se asocia a las inversiones hechas por el sector. «Producto de los costos bajos del carbón históricamente, el parque hoy en día posee una alta dependencia de dicho combustible. Su retiro en el muy corto plazo podría no ser rentable para los inversionistas y en consecuencia requieren mecanismos de apoyo a la transición energética», se advierte.
Una segunda barrera se asocia a la «baja o nula regulación» sobre el almacenamiento de energía que facilite la conexión de recursos energéticos variables. Para avanzar en este sentido, en este 2023 la Comisión Nacional de Energía emitió una resolución donde se declara la necesidad de almacenamiento con baterías, y otra que establece las pautas para el tratamiento administrativo de estas solicitudes.
La tercera barrera tiene que ver con que la «planificación, expansión y fortalecimiento de la red de transmisión tiene un ritmo muy diferente al de la generación». Esto «es causa de que los proyectos de energías renovables no poseen la infraestructura para llevar esa energía a los centros de carga».
En abril de este 2023, Diario Libre publicó un reportaje en el que se profundiza en las realidades por las que el sistema de transmisión eléctrica del país no está preparado para el «boom de las renovables».
La cuarta barrera se asocia al bajo margen de reserva del SENI, como indicador de suficiencia del sistema, «el cual hace inviable una sustitución o reconversión de las unidades a carbón en el muy corto plazo».
Mariela Mejía