Los activistas pelean por más beneficios ejecutivos de libertad plena para mujeres encarceladas, que enfrentan cadena perpetua, sin derecho a la libertad condicional. Muchas de ellas cometieron crímenes en medio del círculo de la violencia doméstica, son inmigrantes indocumentadas y además corren el riesgo de la deportación.
¡Clemencia! ¡Clemencia! Gritaba un grupo de manifestantes este lunes al frente de la oficina en Manhattan de la gobernadora Kathy Hochul, una petición que siempre se eleva en estas fechas previas a las festividades de Navidad y Año Nuevo, en donde la tradición es indultar a personas que pagan prisión y han demostrado buena conducta y cambios positivos en sus vidas.
Pero esta vez, la coalición ‘Clemencia para los Neoyorquinos’ hizo a la mandataria estatal peticiones más amplias: Aspiran que no se trate solamente de un “regalo de Navidad” y empujan el proyecto de convertirlo en un programa más permanente, que regrese a sus hogares a internos que tienen mucho que dar a su comunidad.
En este grupo de manifestantes se encuentra la activista puertorriqueña Janet Colón, líder comunitaria de la Campaña para Liberar a las Personas Mayores (RAPP), quien reconoce que la Administración Hochul ha “avanzado muchísimo” en la revisión de los procedimientos de cómo se aplican estos beneficios de libertad. Aunque insiste que todavía hay mucho por hacer. Y más particularmente en el segmento de mujeres encarceladas, que enfrentan cadena perpetua, sin la opción de libertad condicional, las sobrevivientes de violencia doméstica e inmigrantes que enfrentan la deportación.
“Como activistas estamos haciendo hoy una reflexión muy dolorosa. Y es referente a la cantidad de mujeres, madres, tías y abuelas que están tras las rejas, por haberse defendido de situaciones atroces de violencia doméstica y lamentablemente terminaron cometiendo un crimen. Hay muchos ejemplos de mujeres que pararon en una cárcel por protegerse de un ataque violento y son personas maravillosas que merecen reunirse con sus familias”, razonó Colón.
Mujeres en el abismo
Se estima que por lo menos 100 mujeres están en prisiones de Nueva York por delitos vinculados con violencia doméstica. Es decir, en muchos casos terminaron perpetrando un asesinato o una agresión grave al defenderse de la brutal violencia de sus parejas. La gran proporción de ellas, son afroamericanas y latinas. Muchas de ellas inmigrantes indocumentadas, lo cual las pone además en el abismo de una eventual deportación.
En este momento, hay casi 9,000 personas bajo cadena perpetua en las prisiones del estado de Nueva York. Muchos más están cumpliendo sentencias tan largas que seguramente morirán en prisión antes de ser elegibles para la libertad condicional.
Como pone en perspectiva la coalición ‘Clemencia para los Neoyorquinos’, en un amplio informe: Muchas personas ingresaron en prisión cuando eran adolescentes, algunas con apenas 16 años. Centenares ya han cumplido décadas de su condena. Y les quedan muchos años más para su liberación, si sobreviven tanto tiempo.
“Miles de internos si no reciben este beneficio ejecutivo de libertad, morirán injustamente en prisión cuando tienen mucho que aportar a las comunidades y a sus familias. En este tiempo encerrados han acumulado logros increíbles y transformado su sistema de valores”, aduce Colón quien también aboga por el beneficio de clemencia de su esposo.
1,200 solicitudes
La Constitución del Estado de Nueva York otorga específicamente al Gobernador el poder absoluto de liberar a cualquier persona, en cualquier momento y por cualquier motivo.
Este poder se llama clemencia, o como se denomina técnicamente, una conmutación de sentencia. Este beneficio está diseñado para personas que se han transformado durante el transcurso de su encarcelamiento y pueden reingresar a la sociedad de manera segura.
Se estima que varios cientos de neoyorquinos solicitan el indulto cada año, y la mayoría de ellos desean que se les conmuten las sentencias. Actualmente hay un promedio de 1,200 solicitudes de indulto esperando la revisión del gobernador.
“Creemos que estas medidas de libertad no deben excluir a nadie por la naturaleza de su delito, sentencia o tiempo cumplido. Creemos que todos merecen la redención y una segunda oportunidad, y pedimos a la gobernadora Hochul que promueva un principio de inclusión en su práctica de clemencia”, destacaron activistas en un comunicado.
Durante el último año y medio, algunas reformas en esta dirección han avanzado a un ritmo que los defensores comunitarios cuestionan, porque muchos neoyorquinos encarcelados están “muriendo”.
De hecho, el pasado mes de abril, Hochul concedió el indulto a siete neoyorquinos, siendo la primera vez que cumple su promesa de conceder esta medida de forma continua.
“Estamos mejorando”
Portavoces de la mandataria estatal explicaron a El Diario que si bien no pueden comentar sobre las solicitudes de indulto pendientes, porque es un proceso confidencial, la Administración estatal está comprometida en mejorar la justicia, la equidad y la seguridad en el sistema de justicia penal.
“Estamos revisando las solicitudes en ese contexto”, acotaron.
Desde el comienzo de la gestión de Hochul, reconocen los activistas, se han tomado una serie de medidas para mejorar la transparencia y la comunicación en el proceso de clemencia.
Asimismo, la Oficina Ejecutiva de Clemencia ha implementado una nueva política de enviar cartas periódicas a las personas para hacer seguimiento a este proceso, informándoles sobre el estado de su caso y brindándoles información sobre cómo presentar información complementaria en apoyo de sus solicitudes.
La Oficina del Gobernador informó que lanzó un centro web en línea actualizado para ayudar a los solicitantes de clemencia con el proceso de solicitud, el cual incluye nuevos formularios de solicitud tanto para los indultos como para conmutaciones.
El dato:
376 por cada 100,000 habitantes de Nueva York están encarcelados (incluidas prisiones, cárceles, centros de detención de inmigrantes y centros de justicia juvenil), lo que significa el porcentaje más alto de privados de libertad, que cualquier gran ciudad del mundo.
Por Fernando Martínez